Cierra los ojos, piensa
en esa persona y escucha la música… Esa canción que solo suena en tu cabeza
cuando ese alguien especial aparece y simplemente… dejas que ocurra.
La muerte de sus padres ha dejado
a Leah sin colores, en un
mundo en blanco y negro que no se parece en nada al de la chica impulsiva y
risueña que solía ser. Pero las mañanas de surf o las noches de estrellas llenas
de música, té y Axel…
harán que poco a poco crezcan las ganas; el deseo por volver a pintar, el ansia
por sentir cada instante, el hambre por querer ser feliz… por empezar a vivir de
nuevo.
Un año juntos bajo el mismo techo
en Byron Bay, Australia, es lo que les espera a nuestros protagonistas y todo
estaría bien, si ella no se hubiera enamorado hace tiempo de él, si él no fuese
el mejor amigo de su hermano, si ella no lo hubiera idealizado, sino se
llevaran diez años de diferencia. Pero… ¿qué entiende el amor de eso?
Es una realidad que una
de las cosas que más feliz me hacen en esta vida es tener un libro de Alice
Kellen entre las manos. Quizás, para algunos exagere, pero quien
haya leído una historia de la autora… quien haya sentido a través de sus palabras,
me entenderá. Porque su modo de crear, narrar, transmitir… es de esas pocas
cosas que consigue revolucionarme por dentro. Como esa sensación de vértigo en
la espalda o como ese enjambre de mariposas en el estómago. Porque sus libros se sienten de una manera distinta al resto y porque
posiblemente, tras leer “Todo lo que
nunca fuimos”, el corazón me haya aumentado cinco tallas. Que
luego Alice Kellen se
haya encargado de rompérmelo a pedazos chiquititos con ese final, es otro
cantar… Pero he de admitir, que eran tremendamente necesarias esas últimas
páginas, ya que hay mucha, MUCHA verdad en ellas, aunque eso no quita,
repito, que me hayan apuñalado lentamente.
La primera parte de la bilogía “Deja que ocurra” se centra en Axel y en como este, hará lo que sea por volver a ver
a Leah feliz. Se centra en cómo afrontar la pérdida y en las diferentes formas que
existen de hacerlo, en cómo combatir la ansiedad, en luchar contra los miedos y
las inseguridades... Y desde luego, que toda mi admiración hacia la
escritora por la perspectiva con la que ha tratado cada uno de estos temas.
Y es que la autora,
nuevamente ha hecho un trabajo increíble, superándose a sí misma y superando
cualquier expectativa. Con este libro no solo vemos una historia
mucho más madura, sino que además, está tan bien pensada y tan bien estructurada
que cuando las piezas del pasado, presente y futuro encajan, cuando al fin,
comprendes cosas como el significado del título, el del prólogo o la muerte de
los Jones… es como una explosión, un estallido de colores, un vuelco al
corazón.
Aunque para infarto, la historia
de amor entre Leah y Axel. Enserio, no puedo
quitármelos de la cabeza, de imaginar cada escena que Alice Kellen ha dibujado para ellos. Tan
electrizantes, tan llena de sentimientos… Sin duda, estos personajes han sabido traspasar el
papel y hacer que sus páginas se conviertan en algo real.
En cuanto a la música, es otra de
las partes fundamental de esta bilogía y leer con los Beatles de fondo, hace mucho más intensa la experiencia de tener un libro
entre las manos. Además, no
solo ha aumentado mi adicción por la banda de rock inglesa, sino que ahora, no
puedo sacarme la canción “Yellow submarine”
de la cabeza. (In
the town where I was born. Lived a man who sailed to sea).
Y bueno, no puedo acabar, sin
agradecerle a la editorial, el no tener que esperar un año para leer: “Todo lo que somos juntos”, la segunda parte, aunque se de sobra
que la espera hasta el treinta de abril se me va hacer igualmente interminable
y MUY desesperante. Corrijo, se me está haciendo así, desde el segundo cero en
que llegué al final de este primer tomo.
En conclusión, “Todo lo que nunca fuimos” es la mezcla
de colores intensos, brillantes… El tono perfecto para cada uno de los protagonistas,
las diferentes texturas que tejen la trama, el sentimiento que crece a través
de las palabras. Es Alice Kellen escribiendo,
haciendo arte, creando magia.
¡MUCHAS GRACIAS A LA EDITORIAL POR EL EJEMPLAR!
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