Su primer beso, su primera mamada y con el que perdió la virginidad. Eso fue Adrián para Nora y Nora para Adrián. La relación entre ambos no es que fuese especialmente buena, pero tras esa primera y última vez, se volvió ridículamente inexistente… Ahora, tras encontrar a su madre con un arnés encima de la madre del otro, Nora y Adrián tendrán que aprender a convivir bajo el mismo techo como si fuesen dos hermanos que se llevan la mar de bien y no dos personas que no se pueden ni ver.
“Cómo (no) enamorarse” es de esos libros que cuando los empiezas sabes que vas acabar adicto a sus páginas y es que la voz de Myriam M. Lejardi, la autora, es directa, fresca, dicharachera y sobre todo muy, MUY divertida.
Soy de esas personas que piensan que es más fácil hacer llorar que reír, no sé si es porque se me hace más sencillo empatizar con los personajes cuando hay drama de por medio o por que al final, considero que cada uno tenemos un estilo de humor diferente, pero lo cierto es que es imposible que cojas este libro y no te rías como mínimo una vez por página, aunque sea una risa de esas que salen en forma de aire por la nariz porque enserio, este libro tiene escenas más épicas que “Juego de tronos”.
Y aunque los diálogos y las escenas de este libro son increíblemente maravillosos, al final, la magia de este libro reside en sus protagonistas. O sea, es que no ha habido ni un solo personaje que no me haya robado el corazón; principales y secundarios, da igual, TODOS son importantes en estas páginas. De hecho, porque se que pronto habrá una segunda entrega, sino, ahora mismo entraba en depresión, aunque es muy posible que este libro me deje con un bloqueo lector porque no creo que mi próxima lectura vaya a ser tan buena, pero como os iba diciendo, no quiero despedirme NUNCA JAMÁS de ninguno de estos personajes… Por un lado, tenemos a los amigos de Nora; Alina, Natán y Oriol y por otro, a los de Adrián; Lía y Rodrigo. Todos son muy diferentes entre sí, pero saben encajar a la perfección entre ellos y ese vínculo que los une es lo que hace que tú también puedas sentirte uno más entre todos ellos.
En cuanto a Nora y Adrián creo que sí he disfrutado tanto su historia es por esos tiras y aflojas que se traen durante toda la novela. Además, tengo la sensación de que hacía siglos que no leía un libro con tanta tensión sexual acumulada y ha sido tan genial ver como poco a poco se iban entendiendo entre ellos que ahora mismo solo aspiro a una relación así en mi vida. Además, creo que ha sido un acierto por parte de la autora narrar esta novela bajo ambas perspectivas porque así no nos perdernos ni un solo detalle de lo que pasa, de lo que piensan, de lo que sienten…
Para mí lo mejor que tiene Myriam M. Lejardi es que sabe darle a cada cosa la importancia que tiene y hablar de cualquier tema con naturalidad y respeto y eso, es digno de agradecer, de hecho creo que es lo que hace que este libro traspase las páginas y se haga real. Y, es que, a pesar de las risas y del buen rollo que transmite, es un libro que trata asuntos muy importantes como; la pérdida de la virginidad, la bisexualidad, las relaciones abiertas, pero sobre todo, trata un tema que para mí, ha sido toda una revelación porque lo cierto es que hasta ahora, desconocía que hubieran personas arrománticas, desconocía su significado, así que me ha encantado ver cómo la autora le ha dado visibilidad a este término gracias al personaje de Adrián. Al final, lo que nos enseña esta novela es que hay mil formas de querer y todas son igual de válidas.
Por otro lado, me ha gustado mucho como a través de Nora, la autora nos hace entender que lo que sea que hagas para ganarte la vida no tiene porqué definirte. Y en este sentido, no me he podido sentir más identificada con ella porque desde que tengo uso de razón me han estado atormentando con la pregunta; “¿Qué quieres ser de mayor?”. Y en serio, ojalá, cuando tenía cinco años en vez de responder, “cantante” (Por cierto se me da horriblemente mal cantar), hubiese dicho algo así como; “Y yo que sé, soy una niña”. Pero la pregunta se fue repitiendo y yo solo acababa diciendo profesiones al azar, sin saber que quería/quiero hacer en el futuro cuando todo el mundo parecía tenerlo claro desde ese día en educación infantil. Así que para mí, Myriam M. Lejardi no podría haber definido mejor esta situación.
En conclusión, pensaba que “Cómo (no) enamorarse” iba a ser uno de esos libros que me harían pasar un buen rato y que luego acabaría enterrado entre mis estanterías, sin embargo, a dónde ha ido a parar ha sido a mi corazón porque sin lugar a dudas, la historia de Nora y Adrián se ha ganado un sitio especial entre mis mejores lecturas.
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