“Ninguno de los dos podrá vivir mientras siga el otro con vida”. El anillo de Sorvolo Gaunt. El Diario de Tom Ryddle. La Copa de Helga Hufflepuff. El Guardapelo de Salazar Slytherin. La Diadema de Rowena Ravenclaw. La Serpiente Nagini. Y Harry Potter...
La primera vez que vi “Harry Potter” fue en un cine que ahora es un salón de bodas. Recuerdo que fui con mi hermano que ahora es padre y con una amiga suya que ahora es conocida. Recuerdo el móvil que él llevaba para llamar a nuestros padres a la salida; azul con una pequeña antena arriba, sin cámara y todo lo contrario a táctil. ¿Hubieron palomitas? No lo sé. Solo me acuerdo de salir del cine con miedo porque ver el rostro de Voldemort en el cogote del señor Quirrell me dejó traumada y verdaderamente, ahí, fue cuando entendí ese cartel que decía; “no recomendada para menores de 13 años”. Pero pese al pánico que me provocó el Señor Tenebroso… Recuerdo el brillo en los ojos, la euforia y las ganas de coger una rama de un árbol y ponerme a lanzar toda clase de hechizos. Recuerdo como año tras año esperábamos impacientes una nueva película. Y como esa niña de siete años se hizo mayor rodeada de auténtica magia…
Adentrarme en los libros era algo que tenía pendiente desde hacía muchísimo tiempo. Una de esas cosas que siempre quería hacer, pero que al final, siempre acaba posponiendo porque… “Total ya conozco la historia”. “He visto millones de veces las películas”. “Se como acaba todo”. Que equivocada estaba. Y es que empezar a leer, “Harry Potter”, ha sido sin duda, una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida.
Con “Las Reliquias de la Muerte”, J.K Rowling pone punto y final a esta historia, la historia del chico que sobrevivió gracias al amor de su madre... Una historia que no ha dejado de latir… Que sigue viva. Que pese al paso de los años, sigue presente. Y es que Hogwarts siempre será sinónimo de hogar. “Hogwarts siempre ayudará al que se lo pida”. Todos necesitamos sentir que formamos parte de algo y desde luego, J.K Rowling, supo crear un mundo al que poder ir cuando más lo necesitáramos, ya fuese para recibir un abrazo cálido, reencontrarnos con nuestros mejores amigos o sentir que por fin, estábamos en casa.
Esta séptima entrega empieza con siete Harry Potters saliendo del número cinco de Privet Drive. Un año completamente diferente para Harry, Ron y Hermione que por primer vez no irán al andén nueve y tres cuartos para subir al Expreso de Hogwarts, sino que su misión, después de la muerte de Albus Dumbledore, será la de encontrar y destruir todos los horrocruxes. Pero para conseguirlo, nuestros amigos deberán enfrentarse a una magia inimaginable con la que jamás se habían encontrado y por suerte o por desgracia, estarán solos y sin ayuda.
Este es sin duda, el libro más emocionante de todos y es que la autora no nos da tregua para respirar en ningún momento… La despedida de los Dursley. Harry Potter soplando las velas de su decimoséptimo cumpleaños. La casa de los Malfoy siendo un cuartel general de mortífagos y Ollivander y Luna encarcelados en las mazmorras. Vida y mentiras de Albus Dumbledore escrito por Rita Skeeter. La boda de Tonks y Lupin y la de Bill y Fleur. Los cuentos de Beedle el Bardo, una vieja snitch y un desiluminador. Severus Snape como nuevo director de Hogwarts y los hijos de muggles en peligro. Visitar Godric's Hollow, la casa de Xenophilius Lovegood y resguardarse en El Refugio. La fábula de Los tres hermanos y Las reliquias de la muerte. Dolores Umbridge, Tía Muriel, Bathilda Bagshot y la abuela de Neville Longbottom. Un programa de radio llamado, “Pottervigilancia”. El nombre de Voldemort siendo tabú y Los Carroñeros al acecho. Sortilegios protectores, muchas pociones multijugos y Hermione transformándose en Bellatrix Lestrange. Un duende llamado Griphook y un dragón en Gringots. Un ojo azúl tras un espejo roto y el retrato de Ariana Dumbledore. Harry Potter siendo padrino de Teddy Remus Lupin y el beso más esperado entre Ron y Hermione. La batalla de Hogwarts, Piertotum Locomotor y “A mi hija no, mala bruja”. Percy Weasley dimitiendo del Ministerio y Grawp luchando como un valiente. Los centauros del Bosque prohibido y los elfos domésticos. Neville Longbottom siendo un héroe y el patronus de Snape. La espada de Gryffindor y todos los horrocruxes destruidos. Avada Kedavra y Expelliarmus.
Adaptar un libro a la gran pantalla no debe de ser fácil, de ahí, que muchas cosas sean distintas, quizás también algo más rápidas y sin tantas explicaciones de por medio… Por eso, leer todos estos libros ha conseguido darme una nueva perspectiva y ha conseguido dar respuesta a muchas de las preguntas que ni siquiera sabía que tenía. La importancia de los detalles. Así que gracias a este libro, he podido entender mejor a Albus Dumbledore; su historia con Gellert Grindelwald y también su relación con sus hermanos: Aberforth y Ariana. Por qué siempre rechazó el puesto de Ministro de Magia y por qué apenas le habló de sus planes a Harry Potter.
Pero si hay algo que me ha sorprendido de este libro es la evolución que sufre Kreacher, el elfo doméstico que está a cargo de la casa de los Black. Esto no se muestra en las películas y me da bastante lástima porque este personaje me parece que tiene un papel fundamental en esta historia. De hecho, ha conseguido hacerse un hueco entre mis personajes favoritos y no es para menos porque después de revelarse la verdad sobre Regulus Arcturus Black hay un giro en los acontecimientos con el que no contaba y que me ha encantado descubrir. Aunque si hay una escena en esa misma casa que me ha encantado descubrir es el regalo de Sirius Black a Harry Potter cuando este apenas tenía un año de vida. Y repito, estos pequeños detalles son los que marcan la diferencia entre las películas y los libros.
La acción es lo que hace que el ritmo de este libro no decaiga en ningún momento. Y es curioso porque más de la mitad de este libro pertenece a la primera parte de la película. Recordemos que “Harry Potter y las Reliquias de la Muerte” la dividieron en dos entregas y justo, la primera parte es la película que menos gusta en general de la saga, cuando curiosamente, la historia de la búsqueda de los horrocruxes funciona muy bien en el papel.
Para mí, la verdadera magia de estos libros reside en los mensajes que encontramos en su interior. La forma en la que los personajes toman sus decisiones y cómo se enfrentan a cada una de ellas. Este libro se centra mucho en el término, “sangre sucia”. Y es que al final, el propósito de Voldemort es exterminar a aquellos que no sean hijos de magos. Y me gusta mucho que estos libros sean mucho más que brujas y magos haciendo magia porque la autora nos deja momentos para reflexionar. Al final, lo que defiende J.K Rowling en estas páginas es que todos somos humanos y por tanto, todas las vidas tienen el mismo valor y hay que protegerlos por igual. J.K Rowling también nos habla mucho sobre el miedo a la muerte y sin duda, esta parte, también ha conseguido hacerme reflexionar mucho.
Si me pongo a pensarlo, creo que he estado más tiempo llorando que leyendo. Y es que no es un secreto que en este libro, J.K Rowling tuvo que tomar varias decisiones importantes. Me parece que matar a un personaje es una de las cosas más difíciles a las que se enfrenta una escritora y en este caso, no tuvo que ser fácil para la autora. Hedwig, Ojo Loco, Tonks, Lupin, Severus Snape, Fred Weasley… Y Dobby, que para sorpresa de nadie, ha sido el personaje que más lágrimas me ha robado.
Creo que si este final es tan épico es porque la autora ha logrado llenar de vida cada palabra de esta historia, ha conseguido hacer real un mundo de fantasía y ha hecho que tengamos auténticos sentimientos por cada personaje que aparece en estos libros. De ahí, que cuando J.K Rowling cierra esta historia y encaja cada pieza sin olvidarse de hasta el más mínimo detalle; recordando momentos de todos los libros, haciendo aparecer a diferentes personajes… Sea fácil emocionarse. Es que se podrán escribir toda clase de libros, pero ningún final será tan apasionante como lo ha sido este séptimo volumen, como lo ha sido esta saga en general.
Al final, “Harry Potter" es una historia de amor en todos los sentidos de la palabra. Y por eso, creo que esta saga sigue siendo tan importante hoy en día. Porque si hay algo que nos une a todos es el amor... El amor incondicional de una madre por su hijo. El amor leal de la verdadera amistad. El amor que nace de manera inesperada y nos hace querer estar con esa persona para siempre.