A veces me paro a pensar
en lo mucho que queremos a una persona y en lo poco que realmente la conocemos…
Como si su vida empezara en el momento en el que la ves por primera vez y
quizás, por eso, siempre me ha resultado tan extraño imaginar a mis padres en
su infancia; agobiados por un examen, sufriendo por mal de amores o felices
porque su madre, mi abuela, les ha hecho su plato favorito. Averiguar cuál es
su película favorita o descubrir que color les gusta más… quizás, eso sea algo sencillo
de saber o quizás, ahora, después de tantos años se convierta en algo más
complicado, tanto, como averiguar que significan esos silencios que parecen
gritos en los oídos o descubrir que hay detrás de esos ojos tristes que ni
siquiera la máscara de “todo va bien” puede esconder. Porque todo el mundo
tiene días buenos, días malos, un pasado y muchos secretos… ¿Y tú? ¿Cuánto
conoces a tus padres?
Una casa llena de recuerdos, un
sobrino que ni siquiera la conoce y una hermana con la que apenas habla… Ese ha
sido el recibimiento que le ha dado Kilkerry, el pueblo que la vio crecer, a
nuestra protagonista, Ciara.
El plan es sencillo; reformar la casa familiar, venderla y marcharse. Allí no
hay nada la retenga y contra antes acabe, antes podrá desaparecer de ese lugar
que le recuerda a todas horas que su madre murió y que ella no pudo hacer nada
por evitarlo.
Laia Soler, la autora, vuelve con “La geografía de tu recuerdo”. Un libro que nos habla sobre el sentimiento de pérdida, el duelo…
Una historia que nos hace plantearnos cuanto conocemos a nuestros seres
queridos…
Regresar a sus raíces hará que Ciara, descubra secretos
guardados en libros de poemas, en cuadros colgados en la pared. Y es que en un
pueblo donde todo el mundo se conoce, donde todo el mundo se cree con derecho a
opinar; descubrir la verdad puede ser sencillo, aceptarla, quizás, no tanto.
Como no podría ser de otro modo,
la autora, consigue añadir un elemento diferente, original, “mágico” a esta novela y podría decirse
que ha sido una de mis partes favoritas, más que nada porque creo que Laia Soler ha hecho un trabajo increíble dándole voz a Edna, la madre de nuestra protagonista y, sobre todo, dándole
voz a la enfermedad que este personaje sufría, depresión. Ver a través de ella,
vivir sus recuerdos y sentir toda clase de emociones gracias a sus palabras, ha
sido bonito a la par que triste de leer porque esta es una historia en la que
toman fuerza las pequeñas cosas y en la que cualquier detalle puede dejarte con
el corazón en un puño.
Además, sentirme identificada con
Ciara ha sido muy fácil
porque siempre he tenido la necesidad de huir
del sitio en el que vivo; no sé si esperando encontrar algo mejor o por el
simple hecho de que así todo sería más sencillo… Sin embargo, estas páginas me han hecho darme cuenta de que no se trata de buscar tu
lugar en el mundo, como muchos dicen, sino de crearlo. Y desde luego
que ha sido toda una gran revelación.
Cantar en un pub irlandés,
beberse unas Coors con el camarero, volver a pasar tiempo con su mejor amiga,
reencontrarse con su hermana, bailar con su sobrino… Hacer las paces consigo
misma, reencontrarse entre cuatro paredes. A nuestra protagonista le espera
mucho más que una cocina nueva y una capa de pintura. Y aunque a simple vista
parece una trama sencilla, creo que es mucho más compleja de lo que quiere
aparentar y poca gente creo que va a saber apreciar todo lo que se esconde en
su interior.
Laia Soler
tiene un don y es el de atraparme entre sus letras, entre sus páginas y entre
sus personajes, por eso me ha gustado que el final nos deje
mirando más allá de las páginas, imaginando. No es un final abierto,
ni mucho menos, pero creo que la autora ha conseguido que estos personajes no
mueran al cerrar el libro. De hecho, incluso antes de acabarlo, no había manera
de que no dejara de pensar en todos ellos; mientras estaba en el trabajo,
mientras estaba cocinando, mientras volvía a casa corriendo para poder leer un
capítulo más…
Mucha gente está de acuerdo en
que este libro es distinto a todo lo que la autora ha escrito anteriormente y
aunque posiblemente se basan en que este libro no es tan juvenil como los
anteriores, sí que es cierto que tiene un toque más maduro, más íntimo y que ha
conseguido emocionarme de una manera que no solo se ha convertido en mi libro
favorito, hasta la fecha, de Laia Soler, sino que también ha logrado hacerse un
hueco entre mis mejores lecturas de la vida.
La magia de Laia Soler
vuelve a cobrar vida en “La geografía de
tu recuerdo” y si te apetece viajar al pasado a través de las palabras,
esta, sin duda, es tu historia. Emotiva, reflexiva e increíblemente
extraordinaria.