Seis meses han pasado desde que Apolo aterrizara en Manhattan
y se convirtiera en Lester. Recuperar
su divinidad era su principal objetivo entonces, pero tras superar una prueba
tras otra… Las cosas han cambiado. Ahora, el dios de la medicina, del sol, de
la música… es más humano que nunca y salvar al mundo y a sus amigos de las
garras de Nerón, será su única prioridad.
El último tomo de “Las pruebas de Apolo”,
nos deja con una aventura trepidante en la que veremos a nuestro dios favorito huir
de vacas silvestres, unir fuerzas con pequeños trogloditas, que he de admitir
que se han ganado un trocito de mi corazón, y asaltar la torre de Nerón. Por supuesto, Lester, no irá a ninguna
parte sin su ama y mejor amiga, Meg.
Y a esta última profecía, también se unirán varios personajes que ya conocimos
en: “Percy Jackson y los
dioses del Olimpo” y “Los héroes de lo Olimpo”, las dos sagas anteriores a esta. Por eso, siempre, SIEMPRE,
recomendaré seguir el orden original de los libros.
¿Os suenan los nombres de Nico di Angelo y Will Solace? Si la respuesta
es sí, estáis de suerte porque para mí, han sido las verdaderas estrellas de
este libro. De hecho, espero no equivocarme, pero todo apunta a que la nueva
saga de Rick Riordan va
a girar alrededor de ellos y no sabéis lo FELIZ que eso me hace.
Si le tuviera que poner un pero a
esta novela, sería que su
primera parte me ha parecido más lenta, no aburrida, pero si que es cierto que
he sentido que la novela no avanzaba a buen ritmo, para compensarlo, el humor de Rick Riordan nunca falla y eso
siempre será uno de mis ingredientes favoritos.
Por otro lado, he de admitir, que
este libro ha sido uno de
los más emotivos de la saga. Evidentemente porque la historia de Apolo llega a su fin y las
despedidas siempre son difíciles, más cuando le has cogido demasiado cariño a
todos los personajes, pero creo que esta vez Rick Riordan se ha superado en creces con el mensaje que
lanza a través de sus páginas. Y es que al final, no podemos cambiar
a un tirano tratando de ser peor que él, sino todo lo contrario.
Además, el autor nos deja pensando mucho
sobre el tema del maltrato psicológico y creo que es tan necesario
hablar sobre este problema que me faltan aplausos. Tanto Lester como Meg han aprendido mucho a lo
largo de esta saga y han sabido crecer a partir del dolor y la tragedia.
Aprender de todo ello, es lo que les hace seguir adelante y no rendirse, pese a
que su destino esté ligado a una serpiente gigante que quiere apoderarse de
todo el universo.
Lo que sí que me ha disgustado
mucho y me ha cabreado mucho más, ha sido encontrar entre página y página errores gramaticales y
ortográficos. Creo que, en este caso, la editorial, debería de haber
hecho una corrección más intensiva porque… Deja MUCHO que desear. Y no voy hablar del cambio de portada
en el último tomo, sin la sobrecubierta me refiero, porque me pongo
de mala ostia. Pero vamos, que el lomo lo podrían haber conservado porque cada
vez que miro la estantería me entra un TOC.
Siempre lo diré, pero leer estos libros es como volver a
casa. El Campamento Mestizo para mí es una especie de refugio, un hogar al que
regresar. Y vivir nuevas aventuras de la mano de Rick Riordan siempre es algo
mágico y emocionante. Así que llegar al final de esta etapa ha sido sin duda, muy, MUY emotivo.
Vamos, que todavía se me pone la lagrimita en el ojo al pensar en la última
escena.
Así que, si todavía no conoces
estos libros, te invito a que les des una oportunidad porque son de esas
historias que se quedan contigo y que, de alguna manera, consiguen hacerte
sentir parte de algo.
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