Reseña: Un beso accidentado

Buffy había aprendido a ser una mujer independiente y segura de sí misma que no necesitaba ningún hombre al lado para sentirse más válida. Nikolay llevaba años siendo una marioneta en manos de unos padres que no lo habían querido ni respetado jamás. Buffy le había prometido a su abuela que nunca le daría su corazón a un hombre y a Nikolay le daba alergia la palabra “relación”... Ella vivía una vida tranquila en Variety Lake. Él se había marchado de Chicago sin maleta y sin móvil porque necesitaba encontrar las respuestas a todas sus preguntas en un pequeño pueblo perdido de Estados Unidos… Una noche de tormenta, un melocotón y un beso accidentado.

La segunda entrega de la serie, “Un beso”, no ha dejado de sorprenderme en ningún momento. Con unos protagonistas inolvidables y una trama adictiva, Patricia Bonet, la autora, ha vuelto a superarse a sí misma. Y es que esta novela es sin duda mucho más intensa que la anterior y aunque es un libro que te va hacer reír a carcajadas, no te olvides de coger pañuelos porque también va a dejarte una huella imborrable en el corazón.

Un beso accidentado es ese que llega dispuesto a poner tu vida del revés. Y así, es justo cómo se sintieron la chica del pelo rosa y el chico con acento ruso después de ese primer encuentro. Porque a pesar de que eran dos polos completamente opuestos, juntos, habían empezado a convertirse en una bomba atómica a punto de explotar. Sacarle de quicio se había convertido en el pasatiempo favorito de él e insultarle es lo que más le gustaba hacer a ella… Un tira y afloja. Un te odio y un te quiero. Un ahora sí o quizás no.

Recuerdos y nostalgia. Para mí, la magia de este libro reside justo aquí, en lo importante que es crecer al lado de alguien que sabe darte todo el amor del mundo sin pedir nada a cambio. En lo importante que es crear instantes con esas personas... Desde aprender a montar en bicicleta, hasta terminar una maqueta de avión. Buffy y Nikolay han tenido mucha suerte de tener una infancia maravillosa al lado de sus abuelos y lo más bonito de este libro es que a pesar de que ellos ya son adultos y la vida ha ido cambiando, el recuerdo de esos días junto a ellos siempre conseguirá salvarlos de alguna manera.

De lo que no cabe duda es de que Patricia Bonet ha conseguido crear un hogar en el interior de estos libros. Como si al abrir la primera página te teletransportaras directo a Variety Lake. Ese lugar donde los miércoles hay mercado y los sábados se llenan de risas, anécdotas, cotilleos y por supuesto, margaritas. Donde el mejor café lo venden en el Suki´s Coffee y las noches de bolera se convierten en inolvidables. Y es que las Green Ladies siguen siendo una de las partes más importantes de esta novela, la amistad que une a Meadow, Zoe, Buffy y Aiko, te hará sentir que formas parte de algo y por eso creo que estos libros están siendo para mí tan importantes porque estos personajes se han convertido en refugio, familia y verdadera amistad. 

Además, este libro no ha dejado de sacarme una sonrisa tras otra porque aunque en esta entrega los personajes principales son Buffy y Nikolay, la historia de Meadow y Duncan seguirá estando muy presente en estas páginas e iremos conociendo cómo ha ido avanzando su relación y no solo eso, es que en estas páginas también veremos como empieza a desarrollarse la historia de Zoe y Liam, los protagonistas del siguiente libro y os prometo, que ahora mismo, de lo único que tengo ganas es de sentarme, encender una vela y ponerme a leer “Un beso eterno”.

La vida está hecha de momentos, pero sobre todo de personas. Personas que deben sumar, nunca restar... Y esto es algo que he vuelto a aprender gracias a este libro. Una historia que también nos recuerda que somos nosotros mismos los que debemos tomar nuestras propias decisiones porque nadie tiene por qué obligarnos a ser algo o alguien que no queremos. 

Con unos diálogos en los que saltan chispas y fuegos artificiales, Patricia Bonet ha sabido hacerme sentir toda clase de emociones y hacer que esta historia me deje con una sonrisa en los labios y un recuerdo inolvidable en el corazón.  Así ha sido para mí, “Un beso accidentado”.

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