Toda la vida nos han contado que las hadas son seres mitológicos de apariencia hermosa y con poderes mágicos. Dulces, amables… Siempre al lado de los héroes. Pero… ¿Qué pasaría si esta vez fueran ellas las villanas del cuento?
Es así de sencillo, si las hadas no se alimentaran de la sangre humana, dejarían de ser seres inmortales, por eso, no tienen ningún prejuicio en ir seduciendo y matando a todos los humanos que se pongan en su camino… Sin garantías de sobrevivir un día más, los miembros de la Orden son los encargados de patrullar las calles de Nueva Orleans para eliminar a cualquier criatura del otro mundo con la que tropiecen, ya que son los únicos que saben de la existencia de estos seres en pleno siglo XXI.
Ser parte de la Orden no ha sido un camino fácil para Ivy Morgan porque desde pequeña la han entrenado para ser una guerrera y no una persona normal cuya única preocupación en la vida es saber que carrera universitaria estudiar, que planes hacer con las amigas o decirle, “te quiero”, al chico que le gusta… Ella más bien se ha dedicado a golpear, clavar estacas y seguir con vida. Pero digamos, que tras la pérdida de las personas que más quería, todo su mundo ha cambiado y si quiere seguir adelante, primero tendrá que aceptar que fue ella la culpable de sus muertes.
Si hay una verdad no escrita en este mundo es que Jennifer L. Armentrout puede escribir lo que quiera que lo va hacer bien; thriller, new adult, novela adulta, fantasía, incluso la lista de la compra… Pero he de decir que tengo predilección por sus libros de romance paranormal. En serio, me encanta cómo da vida a seres como gárgolas, demonios, extraterrestres… Hace que crea que realmente existen de verdad. Y en esta trilogía, ha jugado con unos personajes a los que siempre he adorado mucho, las hadas. Así que estaba claro que el primer tomo de, “Cazadora de Hadas”, me iba a encantar.
Todos los días vivimos con la muerte a nuestro lado y eso es algo que sabemos que nos ocurrirá a todos en algún momento, pero lo que nunca nos enseñan es cómo seguir viviendo cuando son los que nos rodean los que desaparecen... Por eso, Ivy Morgan, se ha convertido en una persona solitaria porque no sabe si podría soportar perder a más gente. El problema es que con la llegada de Ren a la Orden, no le quedará más remedio que pasar tiempo con él, sobre todo, cuando juntos descubren que los faes están planeando abrir los portales que conectan un mundo con otro.
Y pese que desde el principio se sabe que Ivy y Ren están destinados a acabar juntos, he de decir que me ha faltado sentir esa química que he sentido con otros personajes de otros libros de la autora. No se si es porque hay escenas que he sentido que estaban incrustadas con calzador o porque en parte, han habido cosas que me han resultado bastante predecibles… Pero he de decir que me ha faltado chispa, electricidad, en ese sentido.
Ahora, eso sí, puede que Ivy y Ren no vayan a convertirse en mis protagonistas favoritos por ahora, recordemos que hay dos libros más y todo puede cambiar, pero desde luego, me veo en la obligación de mencionar en esta reseña a un personaje que sí que me ha conquistado desde el minuto uno y ese es, Tink, el duende compañero de piso de Ivy que es adicto a los buñuelos, a Harry Potter, a Crepúsculo y a comprar por Amazon. (O sea, que bien podría ser yo en una versión mejorada del multiverso)
Y otra cosa que no puedo pasar por alto y NECESITO comentar es que no entiendo que tenga una segunda edición de este libro y no se hayan corregido los errores gramaticales o las erratas de maquetación. Y es que son dañinas para los ojos, en serio, sobre todo, los diálogos que me atrevería a decir que el setenta por ciento están mal puestos. Y si el libro fuera barato, bueno… Pero… En fin…
Lo que sí que es cierto es que Jennifer L. Armentrout sigue siendo una experta en ir revelando cada cosa a su debido tiempo y que al final, es una novela que va madurando y cogiendo fuerza según va avanzando la trama. En definitiva, “Cazadora de hadas”, es la primera parte de una trilogía a la que no le falta ningún ingrediente; fantasía, romance, misterio y una muy buena dosis de humor.