Casi cuarenta años han pasado desde que se vieron por última vez… Los ojos azules, el cigarrillo en la mano y las flores. El cuaderno de dibujo, el agua fría del arroyo y la teoría de los archipiélagos… Dos hombres que una vez compartieron un secreto, algo prohibido… Un amor tan fugaz como intenso. Y ahora, después de una vida llena de jamases perdidos y de recuerdos disfrazados, vuelven a estar el uno frente al otro, exáctamente en el mismo lugar donde años atrás, pasaron el mejor verano de sus vidas.
Cuando se trata de Alice Kellen siempre me faltan las palabras. Y es que creo que todavía no se ha inventado ningún término que consiga definir a la perfección la magia que transmite esta autora con sus libros. Lo inspiradoras que me resultan siempre sus palabras, las emociones que siempre consiguen atravesarme el corazón... Por eso, “La teoría de los archipiélagos”, me ha dejado una huella imborrable.
Esta historia para mí tiene vida propia. Tiene alma. Palpita por sí sola. Se siente. Se respira. Se vive… Y no se como sería realmente el proceso de escritura de la autora, pero yo me la imagino absorta, tecleando con fuerza con el corazón encogido, los ojos empañados y una sonrisa pequeña, pero capaz de calentar cualquier tormenta… Como si solo existieran ellos dos: Isaac y Martín.
Una de las cosas buenas que le ha traído la vejez a Martín es que ha dejado de tener miedo. Por eso, pese a los enfados, decepciones y reproches que llevan silenciados durante décadas, ha vuelto. Quizás porque el final del viaje está cada vez más cerca. Quizás porque ha encontrado las partes de sí mismo que dejó olvidadas mientras se obligaba a no mirar atrás. Quizás… Porque jamás pudo olvidarse de él.
El tiempo. El tic tac del reloj. Las manecillas, los engranajes… Como si todo se resumiera en una cuenta atrás. Nuestras decisiones. Los instantes que decidimos atesorar. Y es que como dice Alice Kellen en este libro… ¿Qué finalidad tiene la vida si no es recoger momentos que nos llevemos a la tumba? Y no os voy a engañar, esta historia me ha dejado pensando, reflexionando sobre la muerte, sobre el poco tiempo que tenemos, lo rápido que pasa todo… Y lo mucho que desperdiciamos la vida en cosas para nada importantes. Ojalá todos aprendiéramos a vivir la vida en besos y no en tiempo. Un jardín que cuidar, una libreta en la que dibujar, una caricia, una mirada y respirar… Respirar.
Por otra parte, este libro se llena de flores. De todos los tamaños, de todos los colores, de todos los significados… Y ha sido verdaderamente apasionante aprender tanto sobre ellas. Sus propiedades, como hay que cuidarlas… Vivir dentro de ese jardín junto a Isaac y Martín. Se nota que la autora ha hecho un trabajo precioso de investigación y la editorial ha estado a la altura creando esta edición que incluye varias ilustraciones de Ana Gómez.
Pasado y futuro colisionarán como dos islas en la profundidad del océano. “La teoría de los archipiélagos” es una historia íntima que te dejará con un nudo en el pecho y una sonrisa floreciendo en el corazón.
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