Un mundo que se alimenta de historias. Un mundo con castillos de cuento, criaturas mágicas y ropas de época… Un chico lleno de mentiras y secretos bajo los guantes. Una chica que estaba destinada a olvidarlo todo.
Imagina por un momento que un día en vez de despertar en tu cama, amaneces dentro del último libro que estabas leyendo. Uno de esos cuentos de fantasía en los que existe la magia y las páginas se llenan de toda clase de criaturas mitológicas. Pensarías que todo es un sueño... ¿Verdad? Pero y si todo aquello fuese real. Y si el chico de los ojos morados que te ha encontrado y se ha ofrecido ayudarte si que existe. Y si no puedes regresar a casa…
“Pétalos de papel” de Iria G. Parente y Selene M. Pascual nos deja con una de las mejores premisas del panorama nacional e internacional. De hecho, detrás de estás páginas, no solo existe una gran idea, sino que además, se puede ver el gran trabajo que estas autoras han realizado para conseguir que cada pequeño detalle cobre vida propia. Es más, estoy convencida de que si este libro es tan extraordinario es porque ambas se han dejado el corazón en cada página. ¿Entendéis ya por qué este libro se ha convertido en uno de mis favoritos? Es que estamos hablando de que cada frase de este libro. Repito. CADA FRASE DE ESTE LIBRO es perfecta. De hecho, posiblemente este libro sea uno de los mejores que he leído justo por como está escrito.
Buscarse una nueva identidad. Aprender a comportarse delante de la nobleza. Fingir ser la prometida del conde Abberlain... Todo había dejado de ser un sueño para Daniela cuando descubrió que realmente estaba en peligro... Que aquel lugar llamado Albión, no se parecía en nada a Madrid, que aquello se asemejaba más a una pesadilla que a un cuento de hadas.
Todavía me estoy preguntando cómo estas autoras han sabido llenar todas estas páginas con lo mejor del género de fantasía, con lo mejor de la novela romántica y con lo mejor de un buen libro de misterio. Es que estamos hablando de una ambientación que te atrapa, que te teletransporta… De una historia de amor que consigue romperte el corazón para luego echarle Loctite y así, poderlo volver a romper… Y hay tantos secretos, tantas preguntas sin respuesta… Que necesitas seguir leyendo para saber que va a pasar, para descubrir el porqué de muchas situaciones… Y creéme, si Iria y Selene son expertas en algo, es en revelar cada cosa en su debido momento.
A veces el miedo a volver a perder es demasiado fuerte. A veces el miedo a volver a sufrir consigue que te aisles y creas que estarás mejor por tu propia cuenta… Por eso, Marcus Abberlain que nació con el don de crear puentes entre mundos, se dedica a ayudar a los visitantes que llegan a Albión y se sienten perdidos… Por eso, la encontró a ella y por eso, iba hacer todo lo que estuviese en su mano por ayudarla a volver a casa, aunque eso supusiera ir contra la reina.
Y es que… ¿Qué sería de esta historia sin sus personajes? Todavía me duele tener que haberme despedido de cada uno de ellos. De los secundarios, de los principales… Todos consiguen que estas páginas se conviertan en inolvidables. Que rías, lloras, ames, odies… Y sobre todo, empatices. Y es que todos ellos están tan bien creados que he conseguido vivir a través de ellos, a través de sus recuerdos. Una novela de amistad, de familia… De construir nuestro propio hogar. Y ha sido muy bonito complementar esta historia con las ilustraciones que ha realizado Paulina Klime, Marcus y Dani no podrían haber estado mejor representados.
No se si en algún momento llegarán a cambiar el mundo, pero lo que sí sé es que Iria G. Parente y Selene M. Pascual están consiguiendo un lugar mejor gracias a todos sus libros. Y por eso me gusta leer todo lo que van publicando porque puedo escuchar sus gritos ante cualquier injusticia, puedo sentir sus ansias por la libertad y puedo ver la realidad que muchas veces ocultan sus palabras... En este caso, he sentido que “Pétalos de papel” nos hablaba un poco sobre el Alzheimer, y también sobre las personas extranjeras, sobre el tema de la emigración, sobre el trato que por desgracia a veces reciben todas estas personas… O lo mismo solo han sido imaginaciones mías y estoy yo aquí poniéndome demasiado filosófica... Sea como sea, yo si que he sentido que las grietas de este mundo en el que vivimos se volvían un poco más pequeñas gracias a ellas.
Diez años han pasado desde que las puertas de Albión se abrieron por primera vez a sus primeros visitantes. No se como sería por aquel entonces, solo sé, que ahora mismo, me parece el lugar perfecto para perderse para siempre… Para empaparme de la magia de mil mundos. Para asistir a bailes en palacio. Para crear primaveras cada año.