¿Cómo sería estar 17 años de tu vida viviendo en el mismo lugar; sin
poder salir, sin poder ir más allá de los muros que retienen cada pedacito de
tu libertad?
La
enfermedad de Madeline no
ha conseguido que sea una niña amargada o triste, al contrario, ella es feliz
en su burbuja; lee, reseña libros en su blog, hace trabajos espectaculares de
arquitectura, juega con su madre a el Intelect Instantáneo, compra por
internet… De algún modo, vivir entre cuatro paredes no le ha impedido hacer lo
que más le gusta. Por otro lado, ella nunca ha tenido la tentación de querer
salir al mundo exterior porque siempre ha sido muy consciente de todas las
consecuencias que esto podría acarrear. Sin embargo, la llegada de un camión de
mudanzas hará que su instinto se revele cuando ante sus ojos, aparece Olly. El ingenio, humor y la
curiosidad que siente nuestro protagonista por ella, hará que ambos empiecen a
conocerse desde la distancia y luego, desde un espacio mucho más corto. Y es
que… ¿Es cierto que el amor lo cambia todo, todo?
No
cabe duda de que el primer amor siempre es especial. Empiezas sintiendo que tu
corazón parpadea como una locomotora y de pronto, te ves actualizando por ciento
y un millón consecutiva la bandeja de entrada por si hay un nuevo mensaje. Un
mensaje suyo. Y es que conocer a Olly, despertará mil clase de sensaciones que ni siquiera Madeline sabía que existían y
eso, que se había pasado media vida leyendo historias de amor. Dada su enfermedad de inmunodeficiencia combinada, nuestra protagonista
sabe que es una locura enamorarse de él pero no puede evitarlo y más, cuando
Olly, hace todo lo posible por estar con ella, por romper las paredes que los
separan y entrar así, por completo en su vida.
Quizás,
esto varíe según el momento en el que decides leer esta historia o el modo en
el que lo haces; si con pausas o del tirón. Sin embargo, admito,
que yo esperaba uno de esos libros con los que hincharte a llorar y al final,
mi caja de pañuelos ha seguido intacta. ¿He estado a punto de soltar
alguna lágrima en alguna ocasión? SI. Pero sin duda, me ha faltado muchísima
más profundidad en cuanto a la trama. Me parece que el argumento tiene
todos los ingredientes para llenarte de emociones y sin embargo no me he
llegado a creer lo suficiente el libro. Puede, que el problema de
todo esto, hayan sido algunas de las situaciones surrealistas que he encontrado
a lo largo de la novela o simplemente, puede, que una de las cosas principales
como lo es el romance, haya sido una pequeña y no diminuta, decepción.
¿Sabes
esa especie de enjambre de mariposas que se instala en tu estómago cuando estás
leyendo una historia de amor? Pues con Madeline y Olly apenas sentí algún aleteo. Puede que me interesaran más
otros temas del libro como la enfermedad de la protagonista o los giros que hay
a lo largo de la novela. O simplemente, puede que entre ellos no sintiera una
conexión especial o que su historia fuese tan precipitada que no llegara a
creerme cuanto se amaban cuando apenas parecía que se conocían… Quizás, lo que me faltó fue un proceso para poder enamorarme a la par que
ellos. Sin embargo, todo esto no ha impedido que disfrutara de la
historia.
Olly para mí no ha sido uno de
esos personajes que destacar. La situación en su casa es complicada; padre
alcohólico, insatisfecho con la vida que paga su mal humor con toda su
familia... Escapar de allí, será la única forma en la que Olly pueda sentirse libre,
pero antes de que esto ocurra, Madeline,
llegará a su vida y lo cambiará TODO. Ella, por el contrario,
sí que me ha parecido uno de esos personajes que se quedan a vivir dentro de ti.
Empatizar con ella ha sido de lo más sencillo desde el minuto uno. Y es su actitud,
su modo de ver el mundo lo que hace que te acabes contagiando de cada instante.
En
cuanto a los personajes secundarios contamos con la presencia de; Pauline Whittier, la madre de Madeline y también con la
existencia de Carla Flores,
su enfermera diaria. Ambos personajes me han parecido brillantes y sin duda, ambas
forman parte de los puntos más fuertes del libro. Aquí, si que vemos ese tipo de
escenas más profundas y sentimentales y es que ambas, mantienen un vínculo de
unión muy bonito con nuestra protagonista. Ese tipo de relaciones que consigue
llegarte directamente al corazón.
Nicola Yoon es una autora que sabe sorprender y es por ello
que esta historia está llena de cosas que no te habías planteado y que para
bien o para mal, más creíble o menos, consigue que la novela no te aburra
en ningún instante y sobre todo, consigue, que se te quede la boca abierta un
par de veces.
Además,
una de las cosas que más valoro de una historia es su inicio. El primer
contacto. Y lo cierto es que Nicola Yoon, ha sabido crear un vínculo
con el lector desde el primer instante. Una pluma preciosa combinada
con ilustraciones, hechas por; David Yoon, el marido de la escritora. Y es que
la edición es inmejorable; e-mails, chats, blog, billetes de avión… Cualquier cosa que imagines a lo largo de las páginas estará dibujada. Lo
que al final, es todo un acierto ya que consigue darle un toque original y
divertido a la historia. Y si a esto, le sumamos; capítulos cortos y de lo más
dinámicos, el resultado que se obtiene, es que sea uno de esos libros
imposibles de soltar hasta bien llegados a el final. Adictiva, es la palabra
que sin duda, podría definir esta novela.
El
final, también es otra de las cosas redondas en esta historia. Creo que la
imaginación de la autora no tiene límites y sin duda, ha sido de lo más
original llegar y ver la última página del libro. De esos finales
perfectos que son imposibles de olvidar aunque se haya dejado un par de cosas
en el tintero.
Lo que sin duda ha sido una lástima, es el mal gusto que ha tenido la
editorial española para hacer esta portada. Primero, que no tiene
nada que ver con la historia y segundo, que le da un toque infantil que está
fuera de lugar. Sencillamente HORRIBLE. Y desde luego, que es una pena porque
la portada original es preciosa.
En conclusión, “Todo-Todo” es
una de esas historias que saben cómo dejarte huella. Su originalidad y belleza a
la hora de narrar la historia, la forma en la que las páginas se complementan
con las ilustraciones y todas y cada una de sus reflexiones; hacen que este
libro merezca la pena ser leído y sin duda, merezca la pena tenerlo en la
estantería, justo ahí, al lado del libro de “El
principito” para ser exactos.