El que no debe ser nombrado ha regresado. Aún por mucho que el Ministerio de Magia intente negarlo. Aún por mucho que el periódico de “El Profeta” quiera ridiculizar a aquellos que aseguran que ha vuelto...
Encontrar la Piedra Filosofal, enfrentarse a Ryddle y al basilisco, librarse de un montón de dementores, ganar el torneo de los Tres Magos y ver a Lord Voldemort regresar... Estos son varios de los contratiempos a los que Harry Potter ha tenido que hacer frente a lo largo de sus años como estudiante de Hogwarts… Él que nunca estuvo preparado para ser el “niño que sobrevivió", él que no eligió llevar esa cicatriz en forma de rayo en la frente…
“La orden del Fénix” es el quinto tomo de esta saga. A simple vista, este libro se diferencia de los demás por ser el más extenso, sin embargo, creo que es justo también el libro en el que menos cosas ocurren… Y por esa misma razón, se ha convertido en uno de mis libros favoritos de esta serie.
Sin duda, la cotidianidad es lo que hace que este libro sea tan especial. La magia de los pequeños detalles. Y es que esta vez me he sentido más que nunca una alumna de este colegio. Asistiendo a clase, haciendo los deberes, preparándome los TIMOS, entrenando a quidditch… De hecho, se nota que la autora apuesta más por las emociones de sus personajes, por los lazos que unen a unos y a otros que por la acción en sí.
Por otra parte, J. K. Rowling amplía este universo mostrándonos nuevos escenarios como; la casa de la familia Blak que es actualmente el cuartel general de la Orden del Fénix, el hospital de San Mungo y por supuesto, el Ministerio de Magia donde transcurre gran parte de la trama final de este libro. Además, Hogsmeade, se llena de nuevos sitios que visitar como; El salón de té de Madame Pudipié y Cabeza de Puerco.
Pero, si todo el mundo recordamos esta historia es por el personaje nuevo que aparece en estas páginas. Vestida de rosa. Con una cara parecida a la de un sapo. Con un montón de decretos bajo el brazo y con muchas ganas de imponer castigos… Sí. Os estoy hablando de la profesora, Dolores Umbridge. Ella, como Suma Inquisidora, será la encargada de privar a Harry Potter de todo aquello que lo hace feliz, desde ir a visitar a Hagrid a su cabaña hasta recibir cartas de su padrino, Sirius Blak. No más quidditch y no más clases prácticas de Defensa contra las artes oscuras. De ahí, que nazca el primer Ejército de Dumbledore...
Como he dicho antes, en este libro son muy importantes sus personajes. Creo que todos tienen un papel fundamental en estas páginas y cada uno a su manera, consigue dejarte una huella imborrable. Además, estas líneas se llenan de reencuentros, pero también de nuevos personajes que no te dejarán indiferente. Luna Lovegood, Nymphadora Tonks, Grawp, Bellatrix Lestrange…
En cuanto a mi aventura de leer estos libros por primera vez, debo de decir que cada vez está siendo más gratificante porque siento que este mundo se va ampliando más y más ante mis ojos, gracias, sobre todo, a la importancia de esos pequeños detalles que consiguen marcar la diferencia.
Dementores en Little Whinging y Thestrals que solo los pueden ver quienes han visto la muerte. Ron y Hermione siendo prefectos de la casa Gryffindor. Las pruebas para ser guardián del equipo de quidditch y Ginny Weasley siendo la nueva buscadora del equipo. Tejer gorros para los elfos domésticos y Kreacher siendo un traidor. La revista de “El Quisquilloso” y una nueva escoba Barredora. La sala de los Menesteres y un beso bajo el muérdago con Cho Chang. Los de Slytherin cantando: “A Weasley vamos a coronar” y en la mano de Harry escrito una y otra vez aquello de: “No debo decir mentiras”. El despido de la profesora Trelawney y Fred y George Weasley diciendo adiós a Hogwarts a lo grande. Firenze el centauro dando clases de Adivinación y Snape de Oclumancia. Una puerta cerrada en El Ministerio y una profecía que espera ser escuchada…
Para el final, sigo sin encontrar las palabras… Aún sabiendo lo que iba a pasar. Aún yendo preparada para ello… Sigo sin superarlo. De hecho, todavía se me ponen los ojos borrosos… Sirius Blak. Nada más que añadir.