El poder de los
recuerdos, la suma de los instantes… Ese primer amor, esa canción que a pesar
del tiempo todavía no ha dejado de sonar y esas amigas que se mantienen fieles
al paso del tiempo. Los años pasan, la vida sigue y los recuerdos se acumulan
entre el polvo, pero nunca desaparecen, siempre están vivos para recordarnos lo
que podría haber sido, lo que nunca fue, en lo que nos hemos convertido…
Su vida en Madrid no tiene nada
que ver a como un día, Macarena,
imaginó su futuro… Dejar atrás una vida llena de recuerdos no fue fácil,
pero tampoco lo es trabajar con una jefa influencer de moda... Pero vivir, salir
con sus amigas o echar algún que otro polvo hace que la vida sea mucho más
sencilla y también mucho más feliz. Aunque digamos que “feliz” no será la palabra que defina su estado cuando vuelva a
encontrarse con el pasado. Leo,
su exnovio, ha vuelto. Después de tres años sin verse, después de los gritos,
los reproches, las promesas, los te quiero, aquellas primeras veces… No,
digamos que a Macarena no
le ha sentado nada bien volverlo a ver.
La primera parte de la
bilogía, “Canciones y recuerdos”
llega para llenarte la garganta de carcajadas, pero también para romperte el
corazón a trocitos chiquititos. Elísabet Benavent, la autora, nos deja con una historia fresca, actual y de lo más adictiva. Uno de esos
libros que son difíciles de soltar, pero que cuando lo haces, no puedes parar
de pensar en que pasará, en sus personajes, en su historia… Y es que gracias a sus reflexiones y a unos diálogos realistas, la escritora ha creado unos protagonistas con vida propia.
Entre estas páginas conoceremos
la historia de Macarena y Leo, pero también seremos
testigos de lo que pasa con Adriana
y Jimena, las mejores amigas de ella. Y es que aquí, todos tienen algo
interesante que contar, desde Adriana
que le va a regalar hacer un trio a su marido, hasta Jimena que cree que su novio
difunto le manda señales desde el más allá para que rehaga su vida. Elísabet Benavent ha hecho
brillar por igual a cada uno de los personajes y ha conseguido sorprendernos
con cada uno de los acontecimientos, sobre todo con ese final que me ha
dejado con la boca abierta y con todas las ganas del mundo de empezar a leer
la segunda parte.
Decir, “adiós”. Aprender a pronunciar, “lo
siento”. Esas palabras mágicas que pueden convertir el odio en un
sentimiento más dulce. Esas palabras que nunca llegaron a tiempo en la vida de
nuestros protagonistas y por eso, Macarena y Leo se
siguen recreando en el ego, en el rencor, en los celos, en la venganza. Y
aunque me he divertido muchísimo con sus tiras y aflojas, al final, su historia
se ha colado dentro de mí, dejándome con el corazón partido y alguna que otra
reflexión. Porque no se trata de querer más, sino de
querer bien.
Por otra parte, me gustaría
comentar el buen gusto musical de Elísabet Benavent, ya que con un título así, era de esperar
encontrar canciones entre sus páginas. Y sin duda, sus inicios de capítulo
se han llenado de magia con la gran selección musical que ha hecho.
En conclusión, “Fuimos canciones” es como ese momento
cuando quedas con tus amigas tras una larga jornada de trabajo y todo comienza
a llenarse de confesiones, cotilleos, risas y cerveza bien, bien fría. Y a ti,
¿te apetece una birra con Macarena, Adriana y Jimena?
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