El viento navega por el aire, fuerte, seguro, trae noticias de lugares lejanos. Lugares vírgenes donde solo las mariposas han probado su magia. Cuentan que los árboles danzan con cada susurro y que por la noche le cantan a la luna a través del cristal de sus habitaciones... Sueñan con ver un gran sol, pero siempre se quedan dormidos antes de poder ver el primer rayo del amanecer.
Respiro, noto el aire vibrando dentro de mí, dándome fuerza para sobrevivir un día más. Estoy aquí tecleando por primera vez en este lugar, buscando una salida, ordenando mis ideas, compartiendo parte de mí, de lo que soy. Me siento bien. Las palabras surgen en mi cabeza y se organizan en mis pequeños dedos. Se me da peor hablar, nunca llego a acabar las frases. Me gustan demasiado los puntos suspensivos porque siempre hay algo más que contar...
Es bonito saber que puede que alguien esté leyendo ésto... Nunca creí en las casualidades, aunque tampoco se si en el destino. ¿Nuestra vida está escrita? ¿Tan solo estamos siguiendo un guión? Me frustra pensar en ello... porque nunca encuentro una respuesta real. Aunque posiblemente, esté formulando mal la pregunta...
Mis oídos se sumergen en la suave brisa que entra por mi ventana. Me cuenta que viene de un lugar infinito donde una joven está escribiendo. Me dice que la ve bien, la ve feliz. Me narra que está seguro de que no pertenece a este mundo, que viene de mucho más lejos, quizás, de miles de lugares distintos que el resto ignora pero que ella muy bien conoce... Es probable que halla viajado sin ni siquiera salir de su habitación... Sin embargo, ella tiene mil historias que contar... experiencias, sueños, lugares... Cada reducto de magia que marcó un para siempre.
